Tierras Desoladas Wiki
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{{Quote|Ten cuidado, las colinas pueden ser un remanso de paz o tu tumba, yo iría con ojo.|Lordan Hauster, Cronista de las Tierras Desoladas}}
 
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Siguiendo el camino del Este, tras atravesar el [[Bosque del Tejón]] pero antes de llegar a la encrucijada de caminos, se puede tomar un desvío al noroeste pro un camino pedregoso y angosto en dirección a las Colinas Azules.
 
Siguiendo el camino del Este, tras atravesar el [[Bosque del Tejón]] pero antes de llegar a la encrucijada de caminos, se puede tomar un desvío al noroeste pro un camino pedregoso y angosto en dirección a las Colinas Azules.
   

Revisión del 11:08 17 oct 2018

Ten cuidado, las colinas pueden ser un remanso de paz o tu tumba, yo iría con ojo.

–Lordan Hauster, Cronista de las Tierras Desoladas

Sunset by flashw-d6jon5o

Siguiendo el camino del Este, tras atravesar el Bosque del Tejón pero antes de llegar a la encrucijada de caminos, se puede tomar un desvío al noroeste pro un camino pedregoso y angosto en dirección a las Colinas Azules.

Este conjunto de colinas forman una frontera natural entre las Marismas Anodinas y el Bosque del Tejón. Es una zona muy accidentada donde el viajero deberá tener un gran aguante físico para el ascenso hasta su cima, tornándose dificultoso en algunas zonas.

Historia

Poco se sabe de su historia más allá de que su nombre viene dado por la tonalidad que adquiere su cumbre cuando despuntan las primeras luces del alba, siendo de un color casi azulado. La explicación de esto viene dada por las distintas vetas de mineral al aire libre que se encuentran en sus zonas más elevadas, estaño y hierro principalmente. Esto ha hecho que sus habitantes las llamen así desde el inicio de los tiempos.

Se sabe además por hechos recientes, que las colinas estuvieron ocupadas antaño por varias tribus de hombres, la más destacable se llamada "Espino Negro".

Celtic barbarian by willobrien-d5or12k

Los Espino Negro es una Tribu de hombre y mujeres que se consideran libres e independientes de los núcleos civilizados de la región del sur del Continente. Moran por las Colinas Azules como lo hicieron sus antepasados, levantando sus campamentos en la Cumbre del Gran Azul o en túmulos o ruinas de la colina.

Su medio de vida es la caza y el bandidaje. Asaltando a cualquier viajero o mercader que se aventure demasiado hacia la cumbre de las colinas. Son muy territoriales y salvajes, prefiriendo usar la fuerza bruta antes que las palabras.

Durante muchos años, los Espino Negro ha sido un problema constante para la región del sur, sobre todo para la ciudad de Galparan en sus intentos de expandirse por toda la región. Dada su obstinada independencia han luchado contra las bestias salvajes de las colinas, los Hombres Lagarto de las Marismas Anodinas y los viajeros, aventureros o patrullas militares procedentes de Galparan.

Poco más se sabe de ellos, más allá de que consideran su hogar las Colinas Azules y su cumbre, donde por lo visto se esconde un mausoleo que guarda los restos de sus más importantes muertos. Este cronista no ha podido averiguar mucho más acerca de esta tribu ya que los miembros de los Espino Negro no se han mostrado demasiado habladores en la cárcel de Galparan.

Descripción Geográfica

Siguiendo el desvío desde el camino del Este, lo primero que nos encontramos es el río Agathe, que discurre

Images

atravesando las colinas hasta un caudal más tranquilo en el Bosque del Tejón. Antes de empezar el ascenso se deberá cruzar el río a través de un largo y rudimentario puente que conecta con el sendero principal de las Colinas Azules. Esta zona es tranquila en la mayoría de los casos, aunque abundan las culebras de río.

A lo largo del pedregoso ascenso el viajero puede encontrar pequeños monumentos o altares rudimentarios a ambos lados del camino. Según el testimonio y la confirmación de personas que habitan las colinas, estos modestos altares no están consagrados a los dioses antiguos, sino a los espíritus más primordiales relacionados con la naturaleza, posiblemente obra de la tribu de los Espino Negro.

Su creación es antigua, muy antigua, incluso anterior al surgimiento del Imperio Ethurio me atrevo a decir por lo primitivo de su manufactura y la simbología que se encuentra en los mismos. Tras investigarlos este cronista puede afirmar con seguridad que estos altares son lo que queda de las primordiales tribus que habitaban la región hace muchos siglos, que los Espino Negro siguen cuidando por motivos que aún se desconocen.

La fauna de las colinas se compone principalmente de lobos, jabalíes y osos. Moran cerca del sendero de ascenso en madrigueras y cuevas, por lo que el viajero deberá tener precaución de no abandonar el camino y entrar en su territorio más de la cuenta. Mayor molestia son algunos salteadores que, siendo muchos proscritos al margen de la ley, tienen sus campamentos y guaridas escondidas en estas colinas asaltando a los viajeros que tomen tanto este sendero como el camino del Este. Para tranquilidad del lector, es frecuente el paso de mercenarios y de cazarecompensas que hacen batidas en busca de estos delincuentes, no solo por la recompensa, sino por obtener el botin adquirido de su infame bandidaje.

Antes de llegar a la cumbre conocida como El Gran Azul, el viajero podrá encontrar una pequeña meseta con una modesta posada para descansar las piernas fatigadas llamada "La Rata Beoda". De estos dos lugares hablaré más adelante.

Si seguimos desde la rata beoda hacia el noreste, enseguida cogeremos el camino de descenso de las colinas, que baja en dirección a las mencionadas Marismas Anodinas, siendo otro modo de entrar en ellas. Sin embargo, no recomiendo al lector, en absoluto, este camino, ya que tras el descenso, los riscos y sendero pedregoso se irán sustituyendo por agua empantanada, flora de las marismas y ausencia de sendero alguno. El intrépido viajero no tardará en ser recibidos con "Totems", grandes postes de madera con simbología que hacen referencia a humanoides escamosos entremezclados con distintas simbologías tribales, extrañas e inquietantes siendo esto motivo suficiente para no seguir si uno no quiere arriesgarse a encontrar cualquier cosa que tenga que ver con los Hombres Lagarto.

Las colinas ofrecen pues un emocionante viaje para aquellos de espíritu aventurero así como buenas piernas. Aquellos que busquen buena caza, luchas contra el bandidaje o la comunión tanto con los viejos dioses como con los más primigenios pueden encontrar lo que buscan en estas colinas.

Lugares de Interés

La Rata Beoda

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Situada en una meseta desde la que se asciende a la cumbre más alta de las colinas esta pequeña posada no demasiado grande ofrece siempre lechos limpios y buena comida. Normalmente son piezas de caza traídas por los cazadores de la región, siendo el jabalí a la miel la especialidad de la casa.

Su propietario, un semiorco de grandes proporciones aunque un poco torpón es el anfitrión y el guarda de la posada, pues su gran hacha colgada detrás de la barra es motivo más que suficiente para disuadir a cualquier que quiera armar escándalo, sobre todo a los forajidos de la zona, que le tienen un respeto y miedo bastante interesante.

El dueño cuenta que tomó el edificio para sí hace varios años, en su época de mercenario, cuando expulsó a unos bandidos que lo usaban como guarida. Con sus propias manos y ayuda de algunos amigos, reformó el lugar y le dio su curioso nombre. La Rata Beoda viene derivado de la celebración, que fue tan sonada y larga que hasta las ratas se emborracharon en la posada, dándole el nombre actual.

Cumbre del Gran Azul

Justo en la parte posterior de la Rata Beoda, sale un minúsculo sendero reconocible por lo estrecho de su paso y por lo sencillo que resulta llegar al mismo, dicho camino que sube hacia la cumbre principal de las

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Colinas recibe el nombre de El Gran Azul. Este lugar no tiene demasiado interés, más allá de la historia que cuentan los parroquianos de la Rata Beoda de que en su cumbre se puede encontrar un altar consagrado al dios del alba, Lázhander. Según se dice este altar es de los tiempos del Imperio Ethurio, algo realmente raro pero que parece mantenerse a pesar de la mirada desconfiada de aquellos que lo avistan.

Muchos son los devotos que hacen penitencia viajando a las Colinas para ascender durante la noche y llegar al alba a la cima, rezando a la antigua deidad pidiéndole bendiciones con fuerzas renovadas para continuar y alcanzar sus objetivos. Si bien éste altar está o no consagrado a la misma es algo que desconozco, pero allá donde el río suena, agua lleva.

Viejos Túmulos

En una parte más escondida de la cumbre del Gran Azul, se encuentra unos viejos túmulos que se adentra en las entrañas de las Colinas Azules. Hace unos años, un grupo de aventureros descubrió esta zona escondida entre las rocas. Según he podido investigar, son antiguos túmulos de los primeros hombres, humanos primigenios que vivieron hace mucho tiempo, incluso antes del Imperio Ethurio. Los Espino Negro los protegen por alguna razón, considerándolos sagrados.

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Los túmulos son muy antiguos y arcaicos, abandonados por la humanidad durante siglos. Lo preocupante son los rumores de que los que moran en estos túmulos no descansan definitivamente. He oído historias de que los espíritus de los viejos guerreros despiertan y defienden sus túmulos de todo intruso, ya que guardan sus viejos tesoros y reliquias de los tiempos de la antigüedad. Aunque este cronista no puede confirmar esta información, es lo que dicen los rumores e historias que me llegan. De todos modos, si algún viajero decide aventurarse en los viejos Túmulos, le recomiendo ir preparado ante lo que pueda acontecer.